El módulo de la palanca es uno de los experimentos estrella del Museo de la Ciencia y el Cosmos, sobre todo por la sencillez con la que muestra este famoso principio de la física: “la ley de la palanca”, enunciada por Arquímedes “Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”.
Cuenta la leyenda que el rey Hierón, no creyéndole, le pidió que moviera algún objeto pesado; quizá no el mundo, pero sí algo de bastante volumen. Arquímedes eligió una nave que estaba en el dique y dispuso un sistema de poleas. Tiró de la soga y con una sola mano botó lentamente la nave. No era magia, era Arquímedes
Las palancas son máquinas simples que sirven para realizar un trabajo con menos esfuerzo y básicamente consiste en una barra que bascula sobre un pivote llamado punto de apoyo o fulcro.
Se dividen en tres géneros, también llamados órdenes o clases, dependiendo de la posición relativa de los puntos de aplicación de la potencia y de la resistencia con respecto al fulcro (punto de apoyo). El principio de la palanca es válido indistintamente del tipo que se trate, pero el efecto y la forma de uso de cada uno cambian considerablemente.
«Tras el cristal» surge con la idea de recuperar del olvido aquellas piezas que, en su momento, fueron seleccionadas para formar parte del libro “Tras el cristal. Una visión de los museos del Cabildo de Tenerife”.